El heterocurioso

 

Después de 17 años de casado, el fin de semana anterior, he vuelto a descubrir nuevas sensaciones y experiencias en el sexo. He tenido una aventurilla extramatrimonial, y me ha revivido la alegría. Resulta que lo llaman ser heterocurioso.

Lo cierto es que después de la temida visita al urólogo, fue donde comenzó todo. Ahí descubrí que no todo era tan malo como decían. Nació la curiosidad. Empecé a buscar por foros opiniones y experiencias,  en cierto modo, sentía que estaba recorriendo un camino muy transitado por otros hombres. Eso sí, en silencio.

Tras varias semanas de recopilación de información sobre ser heterocurioso, decidí a dar un paso más. Comencé con los chat, ahí descubrí la comunidad e intercambié formas de explorar mi nuevo mundo. Hasta la siguiente parada del viaje. Probar a ser heterocurioso tête à tète.

A través del chat hice amistad con un chico joven, 23 años, vivíamos por la misma zona y decidimos quedar. El primer encuentro en persona fue bastante normal, ya teníamos cierta confianza y relación por el chat. Tras un rato de charla por el camino, llegamos hasta su casa.

Allí comenzamos a desnudarnos, y también empezaron los nervios y la tensión en el ambiente. Volvía a ser como un adolescente, iba a vivir otra primera vez a mis años. Este “amigo” la verdad es que para la edad que tenía era una persona con muchos recursos en cuanto al sexo. Para iniciar la sesión y que me excitara, me dijo que él me ayudaría. Y su idea fue ponerse en pompa delante de mí. Con ese culo estrecho y completamente depilado, por momentos no era difícil pensar que fuera de mujer. Cuando ya entramos en calor los dos, me propuso que empezara yo, que luego sería todo más rodado.

Me dijo de comenzar por un beso negro. Contesté que sin problemas, es una práctica que en ocasiones le hago a mi mujer. Y con ese ano impoluto no era problema. Comencé a hacerle lo mismo que le hago a mi esposa, pasar la lengua en círculos y dar lametazos lentos. De forma involuntaria, mi mano derecha se fue hacia adelante. Fue extraño no encontrar oquedad húmeda.

Le agarré la polla, no estaba muy dura, pero fueron segundos lo que tardó en ponerse rígida. Mientras yo seguía con el beso negro, mi mano deslizaba por su polla dura al ritmo que marcaban sus tímidos gemidos. Entre ellos, me dijo que probara los huevos. Yo le obedecí. Pasé la punta de mi lengua por sus huevos lampiños.

Note como se le retraían, como las primeras veces que se hace sexo oral a una mujer. Antes de seguir, le di una buena tunda a su polla. Un meneo que hizo su efecto poniéndole los huevos más duros. Pasé de usar solo la lengua a usar toda la boca, intentar comerlos. Él se sorprendió y me dijo que iba muy rápido, que no hacía falta tanto. Yo le contesté que quería hacerlo bien. A lo que él me replicó que entonces me dejara de tonterías y comiera polla. Cambiamos de posición. Yo me puse arrodillado y él de pie con su polla apuntando al cielo. Todo un alarde de virilidad y potencia sexual.

Decidí pues, empezar a poner mi lengua en ese punto entre la base de la polla y el comienzo de los huevos, al menos mi mujer cuando lo hace para mi es muy morboso. Sin embargo el comer yo polla no era tan excitante como parecía  ni me excitaba lo suficiente. Resquicios de mi condición heterosexual, me vine a bajo. Quizás no era tan heterocurioso como yo pensaba.

Pero Adrián, tenía todo pensado, se nota que no es la primera vez que está con heteros ni con maduritos. Aprovechó la situación para decir que era el momento de cambiar de roles.  Un plan prometedor.

Me dijo que no pensara que fuera un chico y se dispuso para hacerme una mamada. Aquí tengo que admitir que lo hacía muy bien. Conseguía darme hasta más placer que mi propia esposa. Su lengua hacia torbellino por mi polla. Aunque de la punta no se movía mucho a excepción de para metérsela en la boca por completo.

Me pidió que me acomodara boca abajo en la cama y ahuecara la parte de las caderas. Sus manos muy húmedas y templadas, rodearon mi polla y mis huevos. No sé exactamente lo que hizo pero sentí un tremendo placer. Lo siguiente fue notar esa misma humedad por mi ano. Pero con tanto placer no le eché más cuentas. Segundos más tarde, volvió la sensación de la consulta del urólogo. La voz de Adrián apareció preguntando si todo iba bien. Le contesté que sí, que todo iba muy bien. Estuvo unos minutos jugando con mi ano, yo sabía y notaba que ya me había introducido sus dedos.

Otra vez su voz interrumpió mis suspiros y su respiración, esta vez fue una recomendación o consejo. “No te preocupes por nada de lo que pase, para ti es nuevo pero yo lo he vivido muchas veces”.

Unos segundos de incertidumbre, y noté una avalancha que me penetraba. Sin duda debía ser su polla por mi culo. Noté como entró y su peso sobre mis riñones a través de sus manos. Un sentir que se extendía hasta sus caderas. Entre jadeos escuché disfruta y relaja. Mi cuerpo estaba algo agarrotado hasta que lo inundó el placer. Una sensación que nunca antes había sentido. Un placer inmenso dentro de mi cuerpo, aunque no quisiera, tuve que moverme y acomodarme.

Fueron unos segundos hasta que se sincronizaron mis movimientos a los de Adrián. Yo me sentía en otro mundo. ¿Sería el de heterocurioso? Mi polla empezó a palpitar contra la cama. Del movimiento, roce y presión del colchón, me puse muy excitado. Tanto que me vino la corrida. Pero esta vez, fue algo diferente. Según notaba como mis huevos se exprimían y como se aproximaba la corrida a su salida, había una segunda sensación que multiplicaba la intensidad.

Un placer distinto y extraño. Agradable e intenso. Adrián esta vez no dijo nada, solo se recolocaba y repetía una y otra vez: “muy bien, muy bien”. Tuve mi corrida contra la cama y tuve una casi pérdida de la consciencia. No llegue a perderla, pero no se cuanto tiempo estuve así ni recuerdo todas las sensaciones nuevas derivadas de la experiencia heterocuriosa.

Sólo sé que me fui recuperando poco a poco y Adrián, terminó al lado mía dándome aire mientras anudaba un condón usado lleno de semen.

 

 

**Si te ha gustado este relato sobre la primera experiencia de un maduro heterocurioso, recuerda que también se pueden escribir personalizados y exclusivos para ti. (ver info)