El orgasmo no es el final

Cuando se habla de una relación sexual, la gran mayoría de veces se comienza por los que llamamos preliminares, que suele ser sexo oral o masturbación. A continuación el coito en si, y el final apoteósico que es la eyaculación u orgasmo.

Sin embargo, esto es una concepción errónea. Tremendamente errónea. De hecho, ese párrafo, está repleto de errores. No solo en caso de relaciones heterosexuales. Sirve para todo tipo de encuentros sexuales. El sexo oral o la masturbación no tienen por qué ser preliminares o los entrantes. Pueden ser la acción principal del acto sexual. No existen prácticas de primera y prácticas de segunda. El coito, no solo lo debemos entender como la penetración. Y por último y donde nos centraremos en esta entrada, el final no es la eyaculación ni el orgasmo. Es más, debemos separar el concepto eyacular con orgasmo. Incluso en términos masculinos.

Como decía, en el caso de los hombres, aunque parezca que el orgasmo masculino va asociado a la eyaculación, no es así necesariamente. Puede darse una eyaculación sin llegar al nivel de excitación y placer que proporciona un orgasmo. Y en algunas ocasiones, sentir un placer similar sin necesidad de eyacular. Por lo tanto desterremos ya la idea de que el final de una relación sexual donde participe al menos 1 hombre, es cuando ocurre la eyaculación. Es cierto que los hombres, una vez que eyaculan, existe el tiempo refractario. Pero este periodo de tiempo varía en cada hombre e incluso puede ser distinto según la situación. Se ve afectado por el efecto coolidge. También se ha comprobado en ensayos clínicos, que existen hombres sin periodo refractario. Esto está relacionado con un tema de hormonas, principalmente una llamada prolactina.

Por lo que el disfrute sexual puede continuar después de una eyaculación. Podemos hablar de lograr ser multiorgásmicos. Es cuestión de imaginación y no cerrarse a un fin de la función. Existen otras muchas prácticas que generan placer que pueden disfrutarse al máximo. La eyaculación puede ser un punto más de las distintas prácticas que existe en el sexo.

Para las mujeres ocurre algo similar. Aquí es mucho más popular el concepto de multiorgasmo. Incluso existe cierta admiración y envidía hacia las mujeres que admiten públicamente ser multiorgásmicas. Aunque esta condición tiene un desgaste físico bastante elevado. No confundir con padecer PSAS, las siglas en inglés de lo que sería algo así como el síndrome de la excitación continua. Quienes sufren esta enfermedad comentan que pueden llegar a sentir hasta 300 orgasmos al día. Algo así como tener un orgasmo cada 5 minutos.

Al margen de este detalle, el sexo no termina con los orgasmos. Al igual que ocurre con los hombres, las mujeres pueden seguir disfrutando del placer aun después de haber tenido uno o varios orgasmos. De igual forma que después de una eyaculación. (Si, las mujeres también eyaculan) (VER INFO corridas femeninas)

Visto esto, la mejor forma de disfrutar más ampliamente del sexo es dejando atrás los pensamientos de que el sexo tiene una estructura como las obras de teatro o las narraciones clásicas: Incio, nudo y desenlace. Gráficamente podemos pensar en una cuesta arriba, una línea horizontal o con muy poca pendiente. Un pico alto de golpe y la cuesta abajo de volver a 0. El sexo puede tener todos los recovecos que queramos. Ser un laberinto de sensaciones. Una montaña rusa del placer. Todo esto, sin necesidad de ser rápido y corto. Salvo que así se desee.

Ahora es el momento de darle el sitio que merece a cada práctica. Recordad que siempre tiene que ser consensuado con todas las personas implicadas en la actividad sexual. Dejar atrás las ideas preconcebidas y el orden clásico que “la tradición” y en parte el contenido pornográfico, sugieren que debe ser el sexo. Un orgasmo puede ser la primera parada de un gran viaje.

¿Te resulta familar?