El síndrome del parchís

Detrás de este nombre de invención propia, se esconde la terrible conducta de muchos hombres de alardear y exagerar aspectos de su vida sexual.  Aquí la explicamos en detalle.

No es nada nuevo, siempre a ocurrido y cualquier persona lo hemos escuchado en primera persona de alguien. Según las observaciones de Toulouse, se puede decir que en este síndrome del parchis se establece en 3 opciones.

  • Tamaño del pene: La forma más recurrente para muchas personas de medir la masculinidad. Cayendo en el mito de que a más centímetros más placer. Según diversos estudios realizados, el tamaño medio del pene, son unos 13 cm. Situándose la mayor parte de los resultados entre los 9cm y los 15cm. Pese a este dato contrastado empíricamente, quienes están en este síndrome rara vez dicen un valor inferior a 20cm. Cuando se les caza la mentira, siempre tienen alguna excusa para justificarse.
  • Número de mujeres: Muchos hombres miden su éxito en base a con cuantas mujeres han tenido relaciones sexuales. Este cómputo solo es apto para “conquistas”. Todos los encuentros se presuponen que son relaciones sexuales donde ellas han sucumbido a sus encantos de macho alfa. Existe la versión de los que ocultan que pese a mantener relaciones sexuales con varias mujeres, estas relaciones han sido por medio de un acuerdo económico.
  • Aguante sexual: Esta opción es la más dificil de verificar. Existen muchas variables que pueden afectar a la duración de un encuentro sexual. Por otro lado, no siempre está definido los puntos desde los que contar el tiempo. Aun así, hay muchos hombres que utilizan esta baza para aumentar la realidad con el fin de ser mejor y reafirmarse en la imagen que quiere ser de superior y éxito.

Precaución. No digo que estos casos no existan y puedan ser reales en muchas personas. El caso del síndrome del parchís aparece cuando los hechos narrados no se ajustan a los hechos reales. Puede haber hombres con una polla de un tamaño superior a la media. Hombres con un número de parejas sexuales elevado. Al igual que hombres que por capacidad física sean casi infatigables en sus encuentros sexuales. (aquí tienes algunos trucos para ayudarte) Pero por norma general, este tipo de personas, no aprovechan cualquier oportunidad para comentarlo de forma pública. La mayoría, incluso evade el tener que responder sobre esta realidad. Sin embargo, los que sacan alguno de estos 3 temas a la mínima, o lo comentan sin ser preguntados, tienen muchas probabilidades de estar sufriendo el síndrome del parchis.

¿A qué obedece? Para dar una respuesta ajustada a la realidad y la ciencia, debería de haber previamente un estudio más profundo del tema. Pero según lo visto por Toulouse, me aventuro a decir, que tiene un componente psicológico importante. Por una parte, seguramente cubrir algún tipo de carencia o inseguridad de la persona que las comenta sin pudor. Por otro lado, es posible que esté relacionado directamente con la parte más primitiva del cerebro y la conducta humana. En todos los casos, este tipo de mentiras, y por el contexto en el que surjen, están enfocadas a “competir” por ser el macho alfa. Presumir de virilidad, que se asocia a masculinidad en el sentido más natural. Extrapolado al mundo animal, las hembras se emparejan con los machos que les ofrecen mayores garantías de supervivencia y perpetuación de la especie.

A día de hoy, el ser humano ha evolucionado y está evolucionado como especie. Ha dejado atrás o está empezando a dejar atrás estos planteamintos. La prueba está en que a gran parte de la población incluidos otros hombres, este tipo de conversaciones le chirrian. La organización social como especie, ha cambiado y ya no es necesaria la figura de un macho alfa. Siendo sociedad, se ha potenciado el individualismo. Todas las personas gozamos de mayor libertad e independencia.

El nombre de síndrome del parchís, una vez visto en que consiste, lo he pensado en clara alusión al dicho popular. “Come una y cuenta 20.” Una expresión perteneciente al juego que se usa mucho cuando se descubre la mentira de este tipo. Además viene ideal, después de descubrir, el matíz morboso del parchís. Escrito por Ricard Ibañez, en Los lujuriosos origenes del Parchís. [Leer info]

¿Juegas mucho al parchís?

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