estigmas sexuales en trabajos

El mundo del sexo y la sexualidad se expanden por muchas áreas de la vida de las personas. Para algunas, pasa a ser algo profesional y no solo me refiero a trabajadores/as sexuales. Vamos a ver los estigmas sexuales en los distintos trabajos relacionados.

Existen muchos trabajos que están relacionados con el mundo del sexo. Trabajos que por el mero hecho de tocar el tabú de la sexualidad, marcan en cierta manera a quienes los desarrollan. Depende por supuesto en que tipo de ambientes y como sea el trabajo en si, que estos estigmas sean mayores o menores.

Simplemente llevar este blog ya es suficiente para poder vivir en primera persona estos estigmas. Las personas que hemos y estamos implicadas en este blog de divulgación y educación sexual hemos visto como personas de nuestro entorno se han creado perfiles falsos en redes sociales para atacarnos. Al igual que en el mundo offline, ha habido personas que al conocer la participación/colaboración en este blog se han permitido juzgarnos moralmente y considerarse superiores. Por no hablar de esas personas con las que desarrollas una amistad, surje el tema y automáticamente comienzan a alejarse y montarse sus propias películas sobre si tendremos una vida de vicio, libertinaje y perversión.

A nivel laboral, también nos ha ocurrido en determinadas situaciones caer en estigmas. Una de ellas ha sido que por estar relacionados con un blog sexual, parece ser que invalidaba los conocimientos y habilidades para desarrollar otras tareas.

Antes de continuar, dejar claro que el motivo de que no figuren los contactos/datos de las personas que han formado y/o forman este proyecto no es por temor a este estigma. Obedece a una filosofía personal sobre dar más peso al mensaje del blog que importancía de quién lo escribe. Así es la filosofia sobre la necesidad de los datos y la privacidad online de una de las co-fundadores.

Como comentaba antes, depende de que trabajo sea, estos estigmas pueden estar más o menos superados. En el caso de sexólog@s este estigma es más leve. Se considera una profesión “decente” (todas lo son) y lo más que ocurre, es gente que piensa que por desarrollar esta actividad (en especial las mujeres) son personas con una vida sexual apasionante y grandes conocedores de las artes amatorias. Al menos así lo reflejan las fuentes consultadas.

Sin embargo, hay otras personas que se ven afectadas por la sombra del sexo en sus desarrollos profesionales y en ocasiones alcanzadas por los estigmas. Por ejemplo, algunos artistas del mundo de la fotografía (erótica/artística), que cuando se les ha preguntado por esta cuestión, lo primero que han hecho es negar (de malas maneras) que su trabajo tenga que ver con el sexo. (Parece ser que les ofendió la pregunta y nos bloquearon nuestro perfil en Twitter). Algunos comentaron que no se ven representados en esa defición porque trabajan el arte del desnudo, pero eso no es nada sexual.

En el ámbito de la literatura erótica, algunas personas también viven con la sombra de los comentarios y pensamientos fantasiosos del resto de la población. Lo investigado por Toulouse nos lleva a que algunos autores y autoras prefieren usar el apelativo de sensual o picante antes que erótico para que no parezca tan sexual. Aunque en esta parcela de la sexualidad, por lo general, pese a que se hable de relatos eróticos, no está tan mal visto y no se suele generar rechazo. Lo más extendido es que incomode a otras personas, pero no se convierte en algo especialmente negativo.

En este campo, hasta la misma administración pública juega esa ambigüedad. Los relatos eróticos para pagar impuestos no se consideran libros (IVA superreducido 4%) ni siquiera electrónicos auque se distribuyan en formato digital. (IVA reducido 10% antes de enero de 2019). Sino que se considera un servicio o producto no contemplado en los casos anteriores y por lo tanto una aplicación de IVA general del 21%. Al menos, el caso vivido por Toulouse hace un tiempo.

La carga de la sexualidad sigue siendo latente en una sociedad hipócrita. Una persona por exhibir su cuerpo en redes sociales no recibe la misma presión social según que género sea. En el caso de mujeres hay cierta tendencia a recibir mensajes donde se le cuestiona la moralidad e incomprensiblemente también su profesionalidad laboral. Mientras que en el caso de los hombres, si estos cumplen con un canon de belleza consistente en depilación integral y musculatura definida, no solo no ocurren estos mensajes sino que además se les presupone mejor saber hacer profesional.

Algo que cambia a la posición opuesta si esta exhibición pública ocurre en lugar de por una red social, en una página de las denominadas “para creadores”. Un plataforma donde solo se puede acceder a contenidos previo pago de una suscripción. Aquí las mujeres que acceden a compartir sus desnudos (y algunas masturbación o sesiones de sexo) generan admiración y aceptación. Lo contrario de lo que ocurre con los hombres, que son etiquetados como trabajadores sexuales.

Para cerrar el post, he dejado lo más obvio y además claro ejemplo de estigma sexual. En Noviembre de 2019 salió la noticia en la BBC de que la red social Instagram había estado cerrando perfiles personales de actrices porno por el solo hecho de ser actrices porno. Ya que en sus cuentas personales no subían ninguna imagen que imcumpliera las condiciones de uso de esta red social. (Leer noticia en inglés)

Aunque lo parezca, este post no busca ser alarmista ni dejar una perspectiva catastrofista sobre los estigmas de trabajar alrededor del sexo y la sexualidad. Los casos comentados suelen ocurrir de forma esporádica, no es lo más habitual dentro de las vidas de las personas que nos dedicamos a esto. Existen y se dan de vez en cuando, pero por suerte, no es lo habitual o la norma.

No todos los estigmas son negativos 😉