La sorpresa de la noche

El otro día mientras estaba de fiesta, conocí a una tía un poco rara. En el pub tras el típico tonteo y enrollarnos, intente meterle mano entre su ropa y ella se resistía un poco. Al principió pensé que sería que ella era cortadita o simplemente vergonzosa. Me dijo que si quería sexo que tenía que ser en su casa.

Mientras íbamos de camino, en una placita me preguntó si quería que me comiese la polla. Yo me quedé un poco sorprendido, pero con el caletón que llevaba no le iba a decir que no. Ella me dijo: «Pero me tienes que follar la boca que sino comerla no me sale.»  En una esquina me abrí la bragueta y me saque la polla, ella se la metió en seguida en la boca. Comencé a follarle la boca. Rápidamente se me puso dura la polla, la follaba con cuidado para no hacerle daño, puesto que no controlaba mucho. Ella no parecía quejarse, así que una de las veces la agarre por la cabeza y le metí la polla a fondo, una garganta profunda en toda regla.

Le dió una arcada y enseguida se la saque, a lo que ella me preguntó: “¿Te ha gustado?”, yo dije que si, y entonces ella me contestó que su casa estaba muy cerca. Que si me apetecía seguir allí podríamos hacer mucho más.

Subimos a su casa, y antes de entrar en un cuarto me dijo que no me asustara, que es que a ella le gusta el sexo extremo. Abrió la puerta y vi una especie de mesa con barras, y muchas cosas raras, y le dije: “Pero yo puedo follar como siempre, ¿verdad?” y mientras preparaba algo me respondió. “Mucho mejor”.

Se desnudó, se acerco a mi para comerme la boca y cogió mis manos que las deslizó hasta su culo para susurrarme. “Hazme lo que quieras pero quiero sufrir y que me lo rompas”. Entonces se dió la vuelta y se subió a la mesa, poniéndose a 4 patas, en pompa entregando completamente su culo y coño.  Me dijo que le cerrara las esposas que tenia por los tobillos y la de las muñecas, y que fuera lo bruto que quisiera.

Cuando ya estaba puesta comencé a darle azotes en el culo, ella pedía más, le excitaba. Entonces decidí meterle los dedos por el coño. La metí dos dedos para empezar, mientras con la otra mano le seguía dando azotes en su ya rosáceo culo. Se lo agarraba fuertemente intentando clavarle las uñas. La estuve follando con mis dedos un rato, dándole muy fuerte, le metía y le sacaba mis dedos enteros. Luego, se lo dejaba dentro y se los movía y los intentaba cerrar dentro de su coño. Ella estaba muy cachonda y no paraba de decirme que siguiera así que iba muy bien. Pasé entonces a meterle 3 dedos por el coño y no paraba de darle caña, ya me dolía el brazo pero para que ella siguiera así cambie de mano.

Intenté meterle el puño y ella gritaba de dolor pero le encantaba y entre lágrimas no dejaba de pedirme más. Vi un consolador por allí de esos que vibran y se mueve. Fue verlo y directo a su coño, le dí a los botones que tenía y aquello empezó a hacer ruido. Así que se lo metí bien al fondo y ella empezó a revolverse y a gritar, era tremendo. Entre gemidos y lágrimas me dijo que lo pusiera más lento que era de esos que dan descargas, pero como quería sufrir no la hice caso y le obligué a que me comiera la polla, que ya era hora de que yo metiera la polla en caliente. En esas condiciones eran increíbles las sensaciones, ella llegó a correrse varias veces pero yo ya tenía la polla muy dura y era tontería desaprovechar una tía así.

Me fui a la parte trasera de la mesa y la saqué el consolador. La dejé un poco que descansará y recuperase fuerzas. Mientras, le estuve masturbando el clítoris y dándole azotes. Me subí como pude a la mesa y con la polla bien dura se la intenté meter por el culo, al principio no entró y costaba bastante, pero al darle un segundo golpe con mis caderas y abrirle los muslos con las manos, le entró media polla. Ella pegó un grito y comenzó a llorar, yo no tuve compasión de ella y me dedique a follarle el culo lentamente, sacándole la polla y volviendo a metérsela para que sintiera como se le abría el culo y como se le cerraba, que yo también lo sentía como al entrar iba abriéndoselo a la vez que tenía contracciones anales.

Cuando se recuperó un poco del llanto me dijo que lo estaba haciendo genial pero que le rompiera ya el culo, que no aguantaba más. Creo que es la única vez que le iba a hacer caso, porque yo sentía un placer enorme cuando su culo apretaba contra mi polla. Cogí aire y me dediqué a follar lo más duro y rápido que podía sin parar. Tanto que a la tercera o cuarta vez que le pegué el pollazo, le entró la polla entera que note como le daban mis huevos en su coño. Cosa que con las otras chicas que he practicado sexo anal no he podido sentir porque no les entraba tanta polla sin hacerles daño.

Al minuto yo no aguantaba más y me vino la corrida que de forma extraordinaria saque fuerzas de flaqueza para follarla aun más duro. Ella no paraba de gemir mientras mi leche caliente invadía todo su interior y cuando ya pude recuperarme de la corrida le saqué la polla del culo y fue cuando me di cuenta que me había pasado dándole pollazos porque salió con un poco de sangre y se quedó el culo abierto pero sin resto de mi lefa. Le ayude a quitarse de ahí , le pregunté qué como estaba porque le había hecho sangre, y me dijo que ya lo sabía porque al final ya le ardía el culo y no aguantaba más la polla en su culo, pero que no pasaba nada que le había encantado esa sensación.

La experiencia para mi fue rara, el sado no me mola pero reconozco que tiene su punto, sobre todo porque por fin he podido hacer sexo anal al máximo aunque ella no se podrá sentar en varios días jejejee

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