Lenguaje y sexualidad.

El lenguaje forma parte de la sexualidad pero pocas veces se le hace caso. En el caso de los relatos eróticos es donde más importancia tiene, como es lógico. Sin embargo, en el día a día o en las relaciones sexuales, el lenguaje no se separa de la sexualidad y puede ser un gran aliado de la excitación.

En este blog hemos dado por superado siempre el evitar eufemismos para hablar de polla, coño, culo, tetas, etc. Y no somos ajenos a que existen mil sinónimos para designar estas zonas del cuerpo. Por ello vamos a hacer un pequeño zoom en esto del lenguaje y la sexualidad.

Piensa en los sinónimos que quieras de estos conceptos, apúntalos. Porque ahora te proponemos que juegues a ordenarlos de lo que te parezca más “académico” o suave, al que sea más “sexual”.

Esto es un ejemplo muy básico de como el lenguaje juega en la sexualidad y en las relaciones. Cada persona somos de una forma en nuestra forma de entender y disfrutar del sexo, pero quién más quién menos, habla durante el encuentro sexual. Si tú no hablas ni haces comentarios, no es un buen camino, quizás te esté faltando comunicación para poder disfrutar en su máxima expresión.

Dentro del encuentro sexual, como hemos dicho, cada persona es particular. Existen a quienes les excita mucho ser insultados/as y a otras personas ser quienes insultan. Si fuera un hecho muy excitante, podríamos estar hablando de ser una parafília. Pero aquí vamos a verlo desde la normalidad de poder jugarlo en un encuentro sexual como hace la mayoría de la población. (Aunque haya cierto nivel de personas que lo nieguen o eviten hablar del tema).

En un momento dado, a cualquiera nos puede producir cierta excitación decir o recibir cierto “insulto”. Lo entrecomillamos porque no tiene que ser peyorativo o connotación negativa. En ocasiones y en el contexto del encuentro sexual puede ser todo un elogio.

Esto funciona porque en el fondo, no es más que otra forma de estimulación del cerebro, en este caso a través del oído y/o del habla.

Sean las palabras que sean, que para eso están los gustos personales, también entra en juego el momento en el que aparezcan, la entonación y el volumen. Para verlo claro es mejor tirar de extremos. Seguramente tengas en mente algún momento de máxima excitación, los instantes previos a un orgasmo. Tú u otra persona, haya empezado a gritar insultos. Lo mismo que el lado opuesto, en esos juegos de calentamiento, alguien ha susurrado al oído alguna guarrada.

Curiosamente, el lenguaje y la sexualidad siguen generando diversos tabús. Cuando en una sexualidad sana no debería ser así. Si todas las personas entendemos que es parte del juego y está consensuado o sale involuntario por la situación del momento, podemos disfrutar mucho de esa parte. Todo esto visto por supuesto en términos generalistas de encuentros sexuales vainillas. Nada de juegos BDSM.

Por supuesto, que si abrimos la puerta del BDSM este juego del lenguaje y la sexualidad cobra otro matiz y dimensión mucho más importante. Por lo general, el lenguaje se transforma en una línea más de los juegos generalmente de dominación y sumisión. Toulouse no sabe explicar el motivo, pero hay cierta tendencia a que dentro de este juego, quien ejerce un rol más dominante, quiera elevar su lenguaje hacia una posición más culta.

El lenguaje no solo está en la sexualidad en el momento del sexo. Hemos comenzado esta entrada mencionando los relatos eróticos, pero también está el sexo telefónico (leer más) y el cibersexo a través del sexchat (conocer historia). El oído y el habla, y en definitiva el acto de comunicación está mucho más ligado al placer sexual de lo que creías antes de leer esta entrada. El lenguaje es un potenciador de la excitación sexual. Un sentido más que estimula al cerebro y ayuda a dejarse llevar por los caminos de la sexualidad.

¿Hablamos?