Otras dimensiones de la sexualidad

La sexualidad y la forma de entenderla como sociedad, afecta a más cosas de las que pensamos de nuestro día a día.

Como sociedad, hay gran parte de nuestros convencionalismos sociales que se basan en la comprensión y perceción que tenemos de la sexualidad. Aprovecho este espacio para lanzar una reflexión a la sociedad.

No es ningún secreto que nuestra sociedad viene de una versión de la sexualidad centrada en el binómio de género y la heterosexualidad como única opción sexual. Por ello os invito a reflexionar sobre otras dimensiones de la sexualidad que afectan en el día a día.

Un ejemplo muy simple son los baños de lugares públicos o privados, me es indiferente. Los baños se clasifican y diferencian entre baños para hombres y baños para mujeres. Al menos en España, hay cierta incertidumbre a nivel legal sobre este hecho.

Al momento de redacción de esta entrada, (marzo 2020) a nivel estatal no hay ninguna ley que diga expresamente que los baños públicos o en locales comerciales para el uso público o de clientes deban ser diferenciados por sexos. Pero eso no impide que haya algún tipo de ley local o autonómica que si lo obligue. (Yo no la he encontrado) Se debería estudiar caso a caso. Pero en cambio, hay una ley que si que obliga a esta diferenciación si hablamos de baños en lugares de trabajo. La ley de seguridad y salud en el trabajo (Real Decreto 486/1997, Anexo V, 2.10.) (Ver Real Decreto) Donde dice expresamente que los baños deben estar separados para hombres y mujeres. Un ejemplo de que necesitamos abrir la mente a otras dimensiones de la sexualidad más allá del sexo como acto.

Conflicto legal al margen, esta separación de baños genera más problemas que soluciones como podría ser los baños unisex. En primer lugar para no excluir a personas transgénero o no binarios que hasta ahora tienen problemas para hacer usos de los mismos. (más info transgénero) Los baños unisex, si hablamos de locales de ocio por ejemplo, que es donde todas las personas siempre tenemos problemas por las colas, sería una forma de reducirlas. A igual números de baños/aseos, al ser para cualquier género, no formaría tanta cola se reducirian tiempos de espera. Otra de las problemáticas que se evitarian con los baños mixtos, es en el caso de los padres y madres que tienen que acudir con su hija o hijo pequeño. Que es algo que siempre genera dudas e incomodidades sobre en cual de los 2 entrar.

A nivel personal, he estado en varios lugares donde los baños eran mixtos o compartidos. Y la situación es totalmente respetuosa e integradora. Por supuesto los retretes son privados, pero los lavabos o el resto de zona del baño como cambiadores de bebé son abiertos y aporta mucha normalidad a la situación. Quizás mi opinión esté sesgada por tener una visión holística con otras dimensiones de la sexualidad.

No solo los baños tienen esta problemática, por ejemplo los vestuarios de instalaciones deportivas y similares. Aquí es donde también entra en juego el tema de la orientación sexual. Los vestuarios por sexos puede parecer una muy buena solución para evitar tensiones y miradas lascivas. Pensando desde la perspectiva de sociedad basada en la heterosexualidad. Bajo este prisma se considera que la separación por géneros resuelve este problema. Pero no es así, cuando surje la conversación con alguien de una tendencia sexual no heterosexual, aparecen las dudas y las inseguridades del resto de personas. Como sociedad heterosexual, tendemos a pensar que una persona bisexual u homosexual, por ser de esta condición, ya tiene que gustarle o sentirse atraida por todas las demás personas. Mito Falso.

¿Cuál sería la mejor opción en estos casos? Lo primordial sería que como sociedad se aceptara más la naturalidad del cuerpo humano y hubiera menos vergüenza a estar sin ropa frente a otras personas. Pero si se quiere aportar cierta privacidad, la solución pasaría por generar cubículos independientes para cada persona. Como son los probadores de muchas tiendas. Que ya no se dividen en pasillos por género como hace unos años. Es todo unisex. Si a esto le añadimos duchas individualizadas el problema estaría resuelto.

Llevándolo por el lado de la normalización y naturalidad del cuerpo humano se podría hablar de vestuarios y duchas comunes. Pero esto implica que en la sociedad haya un cambio más profundo de mentalidad que nos llevaría al caso irreal de una utopía. Sin contar que la vergüenza a mostrar el cuerpo suponga un handicap y una opción personal e individual de cada persona que también se debe respetar.

Sin embargo, esta idea no es algo tan irreal, Yo ya he estado en instalaciones como las que menciono. Realmente eran vestuarios y baños mixtos. Un gran espacio común con habitáculos individuales para uso privado en el caso de los vestuarios. (Como los pasillos de probadores de tiendas de ropa) Y baños sin distinción sexual exactamente como he comentado, zona mixta de lavabos y habitáculo privado individual para inodoros y duchas.

Las sensaciones es igual que en cualquier otro lugar de similares características. Paradójicamente es todo más privado y va contra la línea que siempre se apoya en las experiencias de Toulouse de naturalidad y aceptación por el cuerpo. No obstante, aporta otros beneficios como el hecho de ser más inclusivo y eliminar etiquetas y prejuicios. Se pasa de dividir por cuestión de género binario, a incluir la opción personal que se quiera.

Está claro que lograr el equilibrio entre todas las opciones es muy complicado, pero en ocasiones es importante generar estas reflexiones. Hacernos pensar como sociedad respecto estos temas y ver otras dimensiones de la sexualidad. Sacar debates a la luz e intercambiar opiniones, para en última instancia, seguir avanzando como sociedad y evolucionando.

¿Tú como lo ves?