Romance de verano

Ayer fue mi veinte cumpleaños e hicimos una fiestecilla para celebrarlo los amigos y amigas más cercanos. Hicimos una barbacoa aprovechando el buen tiempo de la zona. Tras una comida genial comenzamos la fiesta, sacamos las botellas de alcohol y así comenzó la tarde. Al igual que un posible ¿romance de verano?

Tras varias copas y una larga conversación, una de mis amigas y yo nos apartamos un poco del resto de la gente. Nos fuimos a la parte trasera del porche y allí mi amiga decidió darme su regalo:  Se quitó casi toda la ropa, se quedó solo con unas braguitas de encaje y me dijo que disfrutara de mi regalo.
Yo no me lo pensé dos veces y me tiré a sus pechos turgentes y firmes. Le estuve chupando los pezones y apretándoselos con mis manos. Casi me cabía un pecho suyo en la boca. Mientras estaba comíendole las tetas, ella no paraba de decirme que eran toda para mi. Ella se dedicaba a echarse por encima un poco de ron que quedaba en la botella que se había traído.
Yo seguía chupándola y fui poco a poco recorriendo con mi lengua el rastro de ron que había por su piel. Así llegué hasta el borde de sus braguitas. Entonces ella me miró, yo la miré a ella  y sin apartar mi lengua de su cuerpo me dijo: “El ron ha seguido escurriendo para abajo” Esas palabras y su mirada encendida de deseo fue suficiente para que yo le arrancara las braguitas de una sola vez. Por primera vez le vi su coño completamente depilado con sus labios carnosos. Abierta de piernas preparada para entregarse a mi, la fantasía que he tenido desde que la conocí. Tener un lío con ella o un romance de verano.
No me lo pensé dos veces y comencé a comerle el coño. Lo tenía suave y jugoso, mi lengua se movía por todo su coño buscando su clítoris. Cuando lo encontré, le dí 2 lengüetazos. Ella respiró profundo y soltó un suspiro a la vez que se relajó. Yo me dediqué a pasar mi lengua por su clítoris lentamente acariciándolo una y otra vez. Buscando su vagina con la lengua y vuelta a subir dándole besos por encima del coño y por las ingles. Su respiración se aceleró y era más fuerte, no paraba de mover sus caderas. Ella me agarraba del pelo y me volvía a llevar mi cabeza a su coño, el cual ya estaba empezando a ponerse más rosita y blandito.
Volví a chupar con la punta de mi lengua su clítoris, pero esta vez dándole un pequeño mordisco justo en él. Gimiendo me pidió que le metiese la polla, yo le dije que era mi regalo y que quería que me comiese la polla antes. Le cojí la cabeza y acercándosela a mi polla no le quedó más remedio que comenzar a chuparmela.
Para empezar solo se metió media polla, pero era experta en comerla. Ya que mientras tenía mi polla dentro, se dedicó a movérsela por la boca solo usando su lengua. Después de eso se la tragó entera y me empezó a pajear usando su boca. Metiéndose y sacándose mi polla entera. De todas las tías que me han comido la polla ella es la mejor. Se la sacó de la boca y pasando su lengua por toda mi polla me chupó hasta los huevos y una y otra vez, recorrió mi polla dura con su lengua hasta que se la volvió a meter entera en la boca. Un viaje de ida y vuelta.
Abría su boca al máximo. Con su mano me movía la polla por sus labios. Mientras, me iba pajeando despacito y volvía a chupármela. Esta vez solo jugaba con su lengua en la punta de mi polla, me excitaba muchísimo y quería que me la comiera entera. La azoté y la obligue a que se la volviera a meter entera y me pajearse con su boca. En el fondo a ella también le gustaba que fuera así. Mientras me lo hizo, me corrí dentro y a ella le encantó y se trago mi corrida sin parar de chupármela.
Cuando se me bajó del todo, ella buscó su ropa para volver a la fiesta. Se agachó para recogerla y sin que se lo esperase le dí un azote. Le metí un poco la punta de los dedos por el coño, la pregunté que a dónde iba, ya que yo no había terminado de jugar con mi regalo. Ella sorprendida se apoyó mejor en el respaldo de una tumbona y me dijo que siguiera disfrutando por donde quisiera. La hice caso y empecé a deslizar mis dedos por su coño y su clítoris. En ese momento escuchamos la voz de uno de mis amigos que nos estaba buscando. A toda prisa tuvimos que vestirnos y disimular lo que estábamos haciendo. Cuando volvíamos para la fiesta mi amiga me dijo: “El resto del regalo lo tengo en casa, pásate a buscarlo el finde”. Así que la semana que viene os cuento como es el resto del regalo y como va avanzando este romance de verano. Si se le puede llamar así.

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