Los fantasmas en la vagina (Halloween)

Aprovechando que estamos en la noche de Halloween y día de los muertos, festividad de Todos Los Santos o de los difuntos, es el momento adecuado para traer al recuerdo una historia que ha estado enterrada en el olvido. Una historia que paradójicamente se ha ido repitiendo en el tiempo y no siempre se le ha dado luz aunque sí ha tenido voz en el folclore de cuentos y leyendas populares de los distintos pueblos.

Os hablo del tema de los fantasmas en la vagina. No es algo baladí. A lo largo de todo el planeta y distintas épocas, es fácil encontrar alguna historia de este tipo. ¿No crees en los fantasmas en la vagina? Haz una búsqueda en Internet y descubre el terror de esta historia. Distintas personas que no se conocen y que coinciden en los detalles. (abrir búsquedas)

En España, uno de tantos casos de fantasmas en la vagina corresponde a Teresa, una mujer que reside en Teruel. Cuenta su historia que hace no muchos años, ya en el siglo XXI, Teresa comenzó a sentir cosas extrañas en su vagina.

A veces cuando tenía relaciones sexuales heterosexuales, sentía pequeños pinchazos durante la penetración. En un principio lo achacaba a que pudieran ser debidas a la intensidad de sus relaciones. Quizás al tamaño del miembro de su compañero de cama o ya como última opción, al tamaño de su vagina, que fuera pequeña. Al paso del tiempo se acostumbró y se fue convirtiendo en algo positivo. Fácilmente achacable a una buena química sexual o sincronización. Porque estos fantasmas en la vagina no solo interactúan con su “anfitriona” sino también con quién lo despierta. Cuando se revuelve despliega su poder.

Se mueve y remueve en la vagina traspasando el cuerpo y vísceras que encuentra tanto alrededor como en la cavidad vaginal. Ese movimiento se percibe como sensaciones de cambios térmicos. Hay quién lo define como la sensación de los movimientos de los distintos flujos rozando entre los cuerpos. A veces aire. Otras personas sienten como ligeras presiones en la zona. Los chicos lo achacan a los movimientos y contracciones propias de las vaginas. Las chicas, lo describen como algo parecido, como si esas contracciones encontraran una zona texturizada entorno a la polla. Algunas creen que puede ser las venas excesivamente marcadas y otras adjudican a las estrías y demás dibujos que puedan tener los condones para potenciar el placer. En lo que coinciden es en la versión de que a veces se producen ruidos en el cuerpo, dentro del cuerpo.

La poca información que hay sobre estos fantasmas en la vagina es que pudieran tener un aspecto similar a los clásicos dragones asiáticos de sus leyendas. Precisamente es su textura escamada y de pequeñas crestas lo que al moverse provocan estas sensaciones. Por supuesto no son seres corpóreos. Tampoco son invisibles, están en un estadio difícil de definir. Se sospecha que ellos mismos pueden cambiarlo y de ahí poder traspasar objetos materiales siendo semis transparentes y a la vez dejarse percibir. Es algo que realmente se escapa al conocimiento de la ciencia y por supuesto de Toulouse.

Se habla de que este efecto de moverse entre la materia de las entrañas se corresponde con las sensaciones que a veces se tienen como de sentir corrientes o cambios ligeros de temperatura durante las relaciones. No son escalofríos pero es una sensación similar. Lo que mejor define esa sensación es el efecto frío-calor de algunos geles, o ese momento de que escurre los distintos flujos que se mezclan en la vagina durante el sexo y salen escurriendo por la piel de ambas personas.

Esto de tener fantasmas en la vagina puede parecer más beneficioso que perjudicial, ya que al ser algo muy desconocido, pocas personas piensan en esta opción. Ni la ciencia tiene explicación. Lo más normal es pensar que esas sensaciones tan placenteras son resultado de unas buenas habilidades sexuales, feeling, conexión sexual o cualquier otra idea similar.

Con el paso del tiempo, este tipo de fantasmas son capaces de generar simbiosis con la vagina donde se hospedan. Con la masturbación, es fácil despertar a dicho “dragón” y según se despierta y comienza a moverse y adaptarse a la actividad de la vagina también produce sensaciones placenteras. Por supuesto, este fantasma es capaz de tener actividad sin necesidad de recibir estimulación activa. Es obtener placer por generación espontánea.

Así parece algo positivo, pero en cambio, tener fantasmas en la vagina no es tan agradable como parece. Poco a poco, debido a esa intensidad de placer, hace que cada vez se caiga más en la tentación de “molestar” al fantasma y que surja ese placer. Se acaba convirtiendo en una adicción. Una espiral viciosa muy difícil de parar. Cuando más tienes más necesitas. Curiosamente es la forma de alimentarse el fantasma. Llegados a este punto, la solución no es sencilla. A veces el propio fantasma abandona la vagina sin más. Es un misterio el por qué ocurre. Puesto que la gran mayoría de los casos acaban de forma poco agradable.

Como ya he adelantado, se convierte en un vicio. Un vicio que no conoce límites, una especie de ninfomanía extrema. En la mayoría de los casos termina llevando a la locura a la mujer que posee. Y como toda locura, se agota perdiendo la conexión con la realidad que lleva irremediablemente al sueño eterno.

Los fantasmas de la vagina al no ser un ente corpóreo y no estar claro cuánto pertenecen a este mundo, no se sabe qué ocurre con ellos. La realidad es que como dije al principio de esta historia y así lo justifican las distintas noticias y leyendas sobre el tema, vuelven a aparecer casos por todo el mundo cada cierto tiempo.

Feliz y placentero Halloween.

 

**Si te ha gustado este relato especial de Halloween sobre los fantasmas en la vagina y quieres uno similar, recuerda que también se pueden escribir personalizados y exclusivos para ti. (ver info)