Aunque no necesita explicación, la fotopolla es un fenómeno que se inició con el poder mandar archivos de imagen por Internet y que se potenció con la aparición de redes sociales. Pero ¿por qué funcionan las fotopollas no consentidas?
Antes de seguir adelante y como es característico de este blog. Vamos a dejar claro que la acción no es ni positiva ni negativa. Cada cual realiza los actos que quiera. Lo que hay que distinguir y tener muy claro es: Separar el juego consentido y consensuado del envío de fotopollas, y cuando este envío se realiza de forma no consentido.
En esta entrada del blog de Toulouse, vamos a enfocarnos en por qué funcionan las fotopollas enviadas de forma no consentida. El por qué sigue ocurriendo este fenómeno pese al gran número de denuncias públicas que se realizan y comentarios de rechazo que se exponen.
Según lo investigado por Toulouse durante varios meses, el envío de estas fotospollas ocurre porque en algún momento anterior han funcionado. En el cerebro esa estrategia se convierte en patrón. Si una vez ha tenido éxito, ¿qué indica que no vuelva a ocurrir? Bien, hay varios motivos y casuisticas a tener muy en cuenta.
Comencemos por el tipo de perfil de hombre que realiza estos envíos. En base a lo experimentado por Toulouse, el rango de edad es abierto. Hay desde jóvenes hasta jubilados. Lo que sí tienen en común aparentemente es un nivel cultural no muy elevado. Que no significa que no puedan tener cierto nivel de estudios, por ejemplo universitarios. Lo que pone de manifiesto es que una parte de estas personas que envían fotopollas lo hacen o bien de forma indiscriminada a perfiles femeninos o bien no se molestan ni en comprobar mínimamente si hay una mujer al otro lado.
Su máximo motivador (casi obsesivo) es terminar teniendo relaciones sexuales físicas. Por lo experimentado por Toulouse, están dispuestos hasta a desplazarse unos 100 kilómetros. Su idea es tantear con el envío de una primera fotopolla. Entorno al 75% de las personas, envían una fotopolla 100% explícita. El 25% restante envía una fotopolla menos explícita. (En calzoncillos ajustados, tapando su miembro con la mano, etc). Con esto, buscan dar pie a intercambiar alguna foto más, de ahí al cibersexo online en directo y finalmente la relación sexual offline.
En este tipo de personas con bajos criterios de selección y cierta obsesión por el sexo, se añade una curiosidad. Por lo general podemos hablar de cierta tendencia narcisista. En las subdivisiones que podemos hacer. Hay un grupo de hombres, que al enviar sin consentimiento la fotopolla cuando son reprochados por su actitud, deciden tomar una postura victimista. Sintiéndose ofendidos porque su foto no nos pareciera atractiva, viril y maravillosa. Además de recaer en nosotros la responsabilidad de que se sienta mal.
Otro segmento de hombres, al ser rechazados, tomaban una actitud pasivo agresiva. Recurriendo a los insultos y descalificaciones por no aceptar su envío. Incluso algunos algo más maquiavélicos, usan la presión psicológica para intentar chantajear. Diciendo que como hemos recibido una fotopolla estamos en deuda y para compensar tenemos que mandarle una foto erótica o explícita.
En este grupo de hombres, podemos hablar que algunas de sus justificaciones para enviar sus fotopollas y pensar que funcionan como estrategia son las siguientes. Como hemos dicho, por un lado apenas tienen capacidad crítica para discernir quién puede estar al otro lado o que haya alguien con intenciones de engaño. Por otro lado, también hemos detectado que muchos lo hacen porque asumen que si el perfil femenino publica contenido explícito, está predispuesta a recibirlo. (Toulouse ha creado varios perfiles de varios tipos para ir comprobando qué llegaba a cada uno)
¿Funcionan las fotopollas con perfiles femeninos?
Sí, existe un porcentaje de perfiles femeninos que no se oponen a recibir fotopollas no solicitadas. Perfiles femeninos, este es el gran matiz. Por supuesto habrá también mujeres en este grupo, pero lo encontrado por Toulouse durante la investigación, es que en gran cantidad de casos, son otros hombres que se hacen pasar por mujeres para poder recibir más fácilmente este tipo de imágenes.
Aquí vuelve a ver divergencia de perfiles y motivos. Por un lado, hay un grupo de hombres que lo hacen con el fin de cubrir sus inseguridades y complejos. Se valen de hacerse pasar por mujeres para recibir fotopollas para después ellos mismos usar esas imágenes en beneficio propio con otras mujeres. Basan su seguridad masculina (virilidad) en el tamaño de la polla. Algunas veces incluso se valen de utilizar programas de edición de imagen y retoque fotográfico.
El otro grupo de estos hombres lo hacen porque su verdadera excitación sexual es hacia otros hombres. Lo reconozcan públicamente o lo repriman tanto en público como en privado. Pero su objetivo es encontrar y tener contacto con hombres. De forma que les es más sencillo hacerlo detrás de un perfil femenino. Ojo, las fotopollas también funcionan en el ámbito homosexual masculino. (Toulouse también ha valorado este nicho en la investigación y ha realizado distintas pruebas)
Por último, podríamos decir que hay un grupo quizás algo más reducido que este, que pertenece al de hombres con un nivel cultural más elevado que con cierta seguridad sospechan que en el mejor de los casos, detrás no está una mujer como la que se ve, o en caso más habitual, hay otro hombre haciéndose pasar por una mujer. Sin embargo, este grupo, acepta esta circunstancia porque para ellos satisface sus necesidades. Les aportan imágenes explícitas o morbosas de alguna mujer y en conversaciones le siguen la corriente alimentando sus fantasías y fetiches.
**Como información adicional del proceso de investigación cualitativa, Toulouse ha estado durante 2 meses (febrero-marzo 2024) probando con distintos perfiles las interacciones recibidas para llegar a las conclusiones aquí expuestas. En total se han gestionado por Toulouse hasta 7 perfiles diferentes teniendo conversaciones con un total de casi 500 personas, y recibido fotopollas de unos 300 usuarios.
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