Cruces de parejas

Ha llegado agosto y os tenemos preparado una  buena historia. Cruces de parejas la hemos tituado, porque trata sbore un par de parejas heterosexuales que las une una amistad. Prueban el intercambio y les quedan algunos flecos sueltos que deciden rematar a su manera. Espero que disfrutéis tanto o más que esta pareja. La historia al ser algo larga la hemos dividido en dos relatos, por lo que este es el primero y el segundo se publicará el 15 de agosto.

Ricardo, se mira en el espejo del ascensor mientras llega a la planta. Se abren las puertas con un pequeño chirrido y sale al rellano. Algo perdido y con el móvil en la mano, mira en todas direcciones hasta que encuentra una puerta que se abre sutilmente.

Alba está mirando por la mirilla y en cuanto descubre a su amigo, abre la puerta y le hace indicaciones en silencio para que entre.

Shh.. Ricardo, por aquí. (Dice Alba susurrando)

Entra Ricardo en casa y Alba cierra rápidamente la puerta cerciorándose de que no hay nadie más.

¿No te has cruzado con nadie en el portal ni nada, verdad?
Tranquila Alba, no me ha visto nadie.
¿Pero seguro?  Uff… Estoy súper nerviosa. 
Ya veo. -Comenta Ricardo mientras la calla con un beso en la boca-

Alba se deja llevar y le mantiene el beso de forma apasionada. Una de sus manos se entrelaza con el pelo de Ricardo y la otra instintivamente va a su espalda. Las manos de Ricardo, se apoyan en la cintura de Alba, bajan hasta las nalgas y tras un agarre le da una cachetada picarona.

– Uff… Estoy a mil, ¿lo hacemos en el dormitorio o donde? No sé. Es la primera vez que hago algo así. Dime… ¿Cómo lo hacemos?
– Cómo y dónde tú quieras, Alba.
– No me digas eso… que soy muy insegura y no sé ni cómo hemos llegado aquí.
– Pues eres tú la que me lo ha propuesto y pedido insistentemente. Hasta me has mandado nudes.
– Lo sé… 

Ricardo se acerca a Alba y la vuelve a besar apasionadamente. Retroceden unos pasos y llegan hasta la pared. Al hacer contacto la espalda de Alba, ya se desata y con sus manos recorre todo el cuerpo de Ricardo intentando deshacerse de la ropa.

Hacen un impás y Ricardo se quita la camiseta que lleva dejando su torso a la vista. Alba le sigue y se quita la suya también descubriendo el suyo. Ella pasa su mano por el pecho de él y se relame. Él es mucho más directo y agarra los pechos de ella con sus manos y los magrea. Para acto seguido, comenzar a chuparlos y comerlos.

Su lengua recorre el contorno de la areola. Intenta amamantarse como un bebé. Abre la boca grande para poder introducirla toda en su boca mientras aprieta con sus manos. A la vez que lo hace, roza su torso por el vientre de Alba, la cual, está con actitud relajada apoyada en la pared con los ojos cerrados mirando al techo con algún suspiro que se escapa de sus labios.

En algunos instantes ambos se miran a los ojos. Tras unos segundos muy intensos, Ricardo se arrodilla, arrastrando hacía abajo el pantalón y braguita de Alba. Ella no le quita ojo expectante a lo que sucede. Tensa a la vez que inquieta. Sabe perfectamente lo que va a ocurrir pero lo espera con deseo y sorpresa.

Ricardo le da varios besos y lametazos por la zona del vientre, laterales del abdomen y lentamente se va adentrando hacia su pubis para llegar a la vulva.

– ¡Para! ¡para! ¡no! ¡para!
– ¿Qué pasa Alba? ¿Quieres dejarlo?
– ¡Noooo! ¡Para nadaa! Lo que quiero es que me lo hagas en la cama. ¡Qué ya estoy cachondísima!
– ¡Pero si no hemos empezado! Esto es nada.
– Ya… pero llevaba tanto tiempo sin vivir algo así…

(Ricardo se queda sorprendido sin saber qué decir)

Alba toma la iniciativa y se dirige por el pasillo hasta la puerta del fondo, su dormitorio. Ricardo, se queda inmovil observándola como se aleja. Ese cuerpo totalmente desnudo, ligeramente rechoncho pero prieto. Piel blanca con un ligero bronceado que delata la marca de un bikini por las nalgas. Unas nalgas que se intuyen prietas y pícaras. Puesto que se mueven de forma sensual acompasadas con las caderas.

¿Vienes o qué? (pregunta Alba, volviendo unos pasos atrás y estirando el cuello para ver a Ricardo)
¡Sí, claro! Estaba hipnotizado con tu culo.
¿De verdad te gusta? (Comenta Alba, mientras sujeta sus nalgas por el pliegue inferior y las agita con los dedos)
Mucho. Le haría de todo… (Responde Ricardo a la vez que le da una palmada)
Uff… Lo que yo me dejaría hacer por ti.
Ponte de rodillas ahí. (Le dice de forma autoritaria Ricardo a la vez que la empuja un poco por la espalda) Así, separa un poco más las rodillas, saca el culo para atrás.
– (Miedosa exclama Alba) ¡¿Pero qué vas a hacer?! ¡Por el culo no, eh! 
Es sólo comer.
¿Cómo que comer?
Sí, comerte el culo. Ya se que así de primeras no se puede follar… ¿No te gusta?
Pues… No te lo sé decir… No me lo han hecho nunca.

Ricardo se postra ante el culo de Alba, sujeta sus nalgas y se introduce entre ellas. Su lengua toca primero el orificio de la vagina que está ya emanando flujos del interior, sin pausa, la punta de la lengua llega hasta el ano de Alba. Se revuelve de forma caótica alrededor del ano. El culo de Alba se contrae varias veces. Algo que excita mucho más a Ricardo y se vuelve mucho más rudo y animal en su juego oral.

Alba comienza la frase de nuevo de que por el culo no. Aunque unos arrebatadores gemidos de sus entrañas le impiden terminar la frase. Sin necesidad de palabras ambos se sincronizan en liberar sus instintos más básicos.

Ricardo lame, succiona, muerde y castiga de todas las formas posibles el ano de Alba con su lengua. A la vez que usa los dedos de una de sus manos para estimularle el clítoris. Ella por su parte agita su cuerpo del mismo modo que se agita y acelera su respiración. Mueve sus caderas y lumbares debatiéndose entre pedir piedad para que se apiade de ella o entregarse aun más a la intensidad del placer. “Déjame que yo me doy” Atina a decir Alba muy fatigada y con voz entrecortada mientras con sus manos aparta de su clítoris y vulva las de Ricardo. “Tú céntrate en lo que te tienes que centrar” Sentencia Alba instantes antes de comenzar a gemir aun más.

Ricardo contempla en primer plano los glúteos junto con las intimidades de Alba. Se chupa sus dedos, y la penetra vaginalmente. Ella se relaja y rota su cadera para ponerse aun más en pompa. Ricardo frota los labios vaginales.

– ¡Mételos! ¡Mete esos dedos ya! (Ordena Alba)
¿No me decías de no chillar? -Pregunta con cierta ironía malvada Ricardo, a la vez que le introduce los dedos y los agita enérgicos en su interior-
¡Qué te den por culo! (Comenta sobrepasada Alba entre resoplidos.)

Ricardo usa otro de sus dedos para penetrar analmente a Alba de forma sincronizada con su vagina.

¡Mi culooo! ¡Oohh! ¡Ooohh! (Exclama mientras lo aprieta y contrae a la vez que esa “o” prolongada dolorosa se torna en onomatopeya de placer)
¡No te cortes, libératee! ¡Suelta todo lo que tienes! (Dice tajante Ricardo mientras aprieta los dientes para resistir la tensión)
¡Diosss!! Uff uff uff uff… esto es lo que le  haces a Isa… (Pareja de Ricardo)  Buuffff…. 
A ella se lo hago peor… (Comenta con sobre esfuerzo Ricardo entre sus dientes apretados y tirando un bocado a Alba)

Alaridos, gemidos, quejidos, resoplidos de ambos se entrelazan mientras reina el sonido de carne húmeda chocando. Alba se suelta y muerde con ganas la almohada. Grita sobre ella y aun así se la escucha. Su espalda comienza a transpirar y las gotas de sudor brillan como diamantes, y sus nalgas blancas sin broncear adquieren un color más asalmonado. Aunque no se aprecia pero sus labios vaginales se vuelven más carnosos, oscuros y sensibles. El clítoris se hace presente endureciéndose y sobresaliendo entre los pliegues que lo recubren.

Salpicaduras vuelan desde la entrepierna de Alba. Gotas con estela recorren sus piernas. Sus pies no se dejan de mover, sus dedos se estiran y separan a la vez que todo su cuerpo se tensa. Un grito sordo y gutural que escapa entre las sábanas acompaña a una respiración agitada y jadeosa de Ricardo.

Sus antebrazos están marcados por las distintas venas que parecieran que van a estallarle. Alba se cae sobre la cama con temblores y convulsiones. Ricardo, derrotado sobre el borde de la cama, levanta la mirada a duras penas y una mueca de media sonrisa se fija en su cara.

– (Muy fatigado Ricardo) ….Joder… sí que has aguantado.
Esto es lo que quería y necesitaba yo, que me usaras como a Isa… no lo que me hace mi chico.
Pues que aprenda Rodri, le doy clases… (pareja de Alba). -Se ríe agotado Ricardo-
Ya viste en el cuarteto-intercambio lo que le duró a Isa.. Una mamada y te tuve que compartir.

Siguiente parte aquí. (Disponible a partir del 15 de agosto)

 

 

**Si te ha gustado este relato sobre infidelidades y cruces de parejas y quieres uno similar, recuerda que también se pueden escribir personalizados y exclusivos para ti. (ver info)